viernes, 10 de febrero de 2017

La burbuja demente

Imagínate caminar por un sendero en Villa Traful donde las lavandas pelean en olor con los arbustos de romero y la madera húmeda tapada de musgo. El verde que pelea en color con el ocre del alerce, custodiados con patadas en la frente por el cielo azul. 

Y en ese ACV de pureza y vida buena te despertas con un tachero que te habla en febrero de 2017 que con Perón los argentinos ganamos en justicia social.

Hace 60 años. 

Queres volver a tu viaje mental que te habías formado en la cabeza pero es imposible. 

Uno se quiere ir y te vuelven a llevar. 

Una y otra vez. 

Te quieren en un charco pútrido de un pasado solvente que con una mera chispa se vuelve una llamarada de microsegundos pero que alcanza para cagarte el día. 

De sobra. 

Por el tema internet llegas a noticias de todo el mundo con noticias sobre nuevos descubrimientos, innovaciones, medidas políticas en países que ves desde el fondo de un abismo. 

Un abismo que huele. 

Lejano. 

Lees esas cosas, tablas, índices, estadísticas. 

-Paneles solares en Etiopía.
-Uganda recuperó los caudales de sus ríos. 
-Bangladesh hizo un fondo anti cíclico financiero con la guita del petróleo. 

Y el tachero te dice que "los 70 hubo muchos culpables, pero mi bisabuelo la casa la hizo con Perón" 

Hace 60 años. 

"Yo no sé si Massa es peronista, le tengo confianza igual, Cristina no era" 

La caminata por el sendero en Villa Traful es, ya a esta altura, inalcanzable. 

Las noticias de los avances en Uganda y Bangladesh te lo tapa el monólogo del tachero y la radio donde se pelean tres periodistas sobre la tasa de interés que desde ahora se tienen que informar porque así entonces se haría un shock de mercado que entonces impactaria en los precios de la heladera entonces en lugar de gastar setenta mil ochocientos pesos gastarías setenta mil setecientos cincuenta rompiendo con la métrica interanual solapada en el comportamiento típica de catarsis de golpe medio psicosocial.

Y se va todo. 

Todo muere.

Te debilitas, tenes ganas de volver a tu casa a dormir con Netflix. Te da paja, eh. 

La burbuja demente.